Con la llegada del calor y del verano comienza -o más bien, se incrementa- la mirada hacia nuestros cuerpos. No una mirada curiosa u observadora, si no una mirada muchas veces crítica y exigente acompañada de un diálogo interno de rechazo, negativo y punitivo.
El sistema y la sociedad en la que vivimos promueven mensajes y actitudes que pueden empujarnos a rechazar, odiar y desconfiar de nuestro cuerpo.
Nos dan patrones muy rígidos de cómo debe ser nuestro cuerpo para ser aceptado. Como si sólo hubiera un determinado tipo de cuerpo válido. ¿Válido? Todo cuerpo debería y es aceptable, admisible, válido. Pero lamentablemente, los mensajes que observamos y escuchamos nos llevan a desconfiar de nuestro cuerpo y asociar un cuerpo digno, aceptable y confiable con aquel que es bello según los cánones sociales.
Lo sé, es difícil escapar de esta concepción pues es la que nos rodea. Sin embargo, podemos empezar a mirar nuestros cuerpos desde otro lugar y centrar nuestra atención en otros aspectos que no sean únicamente su forma.
Empezar a confiar en nuestro cuerpo
Si dejamos de lado, por un momento, el estándar de belleza y la comparación de nuestro cuerpo con los otros, podemos centrarnos en otros aspectos. Como por ejemplo en el sentimiento de confianza.
Piensa en la palabra confianza, ¿Qué es la confianza para ti? ¿crees que confías en tu cuerpo?
En la energía para levantarte, moverte y transportarte.
En la fuerza de tus músculos para llevar la mochila, hacer tareas en casa, para realizar cualquier actividad de fuerza.
En su capacidad para avisarte de la sed, hacer la digestión, funcionar.
En su capacidad para buscar orientarse siempre hacia la salud, por vías a veces insospechadas, pero siempre mandando señales y buscando caminos para estar bien.
Ejercicio para empezar a confiar en mi cuerpo
Cierra los ojos y observa internamente tu cuerpo.
Identifica cómo está en este momento, cómo se siente.
Recorre con tu atención todo él, desde la punta de los dedos de los pies hasta la coronilla.
Ahora, intenta responder a estas preguntas, sin prisa:
¿Confías en tu cuerpo?
¿Hay algo de él que te asuste o te de miedo?
Piensa desde cuándo te acompaña. Tu cuerpo como parte de ti.
¿En qué momentos te ha sido de utilidad? ¿en qué momentos te ha ayudado?
¿Qué experiencias recuerdas que puedas agradecer a tu cuerpo?
Por favor, recuerda , ¡tu cuerpo es válido!
Si deseas recibir este ejercicio en versión más extendida y en forma de meditación guiada, pincha este botón.
Dificultades para aceptar nuestro cuerpo
Es posible que sea difícil mirar nuestro cuerpo de una forma amable y reconciliarnos con él. Y más como mujeres. Podemos encontrar en nuestra historia varias experiencias en las que nuestro cuerpo haya sido observado, juzgado, cuestionado o incluso abusado.
Soy consciente de la dificultad, no siempre podemos hacerlo solas. Por ello, en Lume psicología, centro de psicología en Madrid u online, facilitamos un espacio terapéutico donde poder abordar este conflicto. Si sientes que es tu caso, no estás sola, tienes derecho a poder sentirte acompañada en este proceso.