Convertirse en madre supone toda una transformación, tanto a nivel físico como a nivel psicológico. Las prioridades, necesidades e incluso valores cambian, lo cual se ve reflejado en el sentido de nuestra identidad personal, es decir, la forma en la que nos percibimos. Además de todo este complejo proceso, las mujeres que se convierten en madres se encuentran con una alta presión social sobre su desempeño como madre que, en muchas ocasiones, puede acabar afectando a su bienestar y salud mental y emocional.
Gracias a diferentes investigadoras y teóricas que han unido feminismo y maternidad en sus investigaciones, a día de hoy tenemos mucho más conocimiento sobre la Psicología de la maternidad y podemos entender mejor el proceso de convertirse en madre y los factores que favorecen o dificultan el mismo. Uno de estos factores es la cultura.
La “mística de la maternidad”
El concepto “mística de la maternidad” hace referencia al conjunto de pensamientos irreales que existen en nuestra sociedad sobre la maternidad. Se presenta una única realidad en la que la madre disfruta de todos los elementos y trabajo que acompañan al rol, además de saber ejecutarlo de forma natural y sin conflictos.
Dicha imagen promueve narrativas y estereotipos culturales sobre la maternidad muy alejados de la realidad, proponiendo un modelo de maternidad idealizada: aquella que viene dada por un “instinto maternal”, en la que se sabe qué hacer en cada momento y que trae consigo sentimientos de felicidad, satisfacción y realización personal.
Cómo afecta la mística de la maternidad
Toda esta narrativa lleva a expectativas irreales sobre la maternidad que dificultan a la mujer la transición a esta nueva etapa.
Por un lado, genera expectativas irreales sobre la maternidad que pueden suponer futura frustración, tristeza, decepción, insatisfacción, culpa, entre otras, llegando incluso a afectar a la salud mental de la madre (por ejemplo, ansiedad o depresión postparto). Uno de los sentimientos más comunes es la culpa materna, la cual aparece en diferentes situaciones: por no sentirse todo lo felices que deberían, por no estar haciéndolo suficientemente bien, por no tener tiempo suficiente para su hijo/a, por querer pasar tiempo a solas, etc.
La mística de la maternidad deja de lado multitud de experiencias diversas que experimentan muchas mujeres, así como una parte de la realidad que supone convertirse en madre: cansancio, malestar, tristeza, dudas… es importante visibilizar las luces pero también las sombras de la maternidad. Así, las mujeres pueden saber a lo que se enfrentan y sentirse arropadas y comprendidas.
Por otro lado, la imagen de madre que perpetúa influye en cómo la sociedad está organizada (a nivel familiar, laboral, estructural…) De esta forma, es muy común que el entorno deje de un lado a la madre para prestar atención en exclusiva al bebé, aún cuando la ayuda práctica en estos momentos es de vital importancia. Asimismo, puede influir en el rol que adopte el padre, en las decisiones que la mujer tome a nivel laboral, en su círculo social…
Rol de la madre en la sociedad actual
Parece difícil poder ser la madre ideal en un contexto social cada vez más precario y exigente. Las madres se encuentran con la ambivalencia entre ser “buena madre” y “buena mujer del siglo XXI”, pues se presenta socialmente la imagen de mujeres independientes, con estudios y carrera profesional al mismo tiempo que se sigue promoviendo la autodefinición y autorrealización femenina a través de la maternidad. Parece entonces que como mujeres nos enfrentamos a una doble presión que difícilmente puede ser compatible, dado que ser madre puede verse como una renuncia a las posibilidades de desarrollo profesional, mientras que elegir dicho desarrollo implicaría renunciar a la maternidad.
Así, nos encontramos con superwomans que parece que llegan a todo en casa, ocupan puestos de poder y responsabilidad y son madres comprometidas y presentes.
Cómo superar las presiones culturales
Rodéate de otras mujeres y madres. Escuchar otras vivencias y realidades puede ser liberador, pues te sentirás identificada en muchas cosas y podrás visibilizar a su vez otras formas de ser y vivir la maternidad con tu experiencia.
Red de apoyo. Cultiva y nutre tu red de apoyo y sostén para poder pedir ayuda cuando lo necesites. La maternidad no debería convertirse en una experiencia solitaria e individual, compartir la crianza reconforta.
Lee, escucha y mira material creado por mujeres y madres. Actualmente existen multitud de podcast, libros, documentales, etc. en los que se muestran las luces y sombras de la maternidad y las diferentes realidades de la misma. Se puede ver claramente que la “mística de la maternidad” no existe.
Grupos de madres o de acompañamiento. Estos grupos liderados por una profesional son el espacio perfecto donde conocer y conectar con otras mujeres en tu situación. Donde poder crear red, sentirse comprendida y apoyada.
En Lume Psicología, centro de psicología en Madrid u online, ofrecemos diferentes servicios especializados (todas las psicólogas tenemos formación perinatal) para acompañar durante el proceso de convertirse y desarrollarse como madre. No dudes en pedirnos información sobre el espacio de terapia individual y/o grupal.