Con el comienzo de año es muy habitual proponernos nuevos objetivos y comienzos. Igualmente común es acabar sintiendo agobio, culpa y frustración por no alcanzarlos; O sentirnos abrumados·as, incluso, antes de empezar.
Motivos del agobio
Hay varios motivos por los que podemos llegar a sentirnos así.
Por un lado, es importante que reflexionemos por qué y desde dónde me estoy planteando este objetivo.
Muchas veces, los propósitos de año nuevo están motivados más por presiones sociales y externas que desde un deseo propio, personal. Por ejemplo, para cumplir con un determinado tipo de norma social o familiar.
Mandatos de este tipo hay muchos: imagen, cuerpo, comportamiento, éxitos académicos o profesionales, pareja…
Por otro lado, los nuevos propósitos pueden formularse desde una parte de nosotros·as muy exigente, de forma que terminen siendo numerosos, desproporcionados e irrealistas. O, también, desde una parte que idealiza el futuro y el propio cambio personal, creando unas expectativas altas y, en muchas ocasiones, inalcanzables. Y es que, a veces, tenemos la falsa ilusión de que el cambio de año traerá consigo una especie de transformación de quiénes somos y que nos hará alcanzar aquello que deseamos.
El nuevo año es una oportunidad
Sin duda alguna, creo que el cambio de año es una oportunidad maravillosa para parar, mirarnos y hacer autocrítica.
También para conectar con nuestros deseos y visualizar nuevas rutas y horizontes. SIn embargo, es muy importante que formulemos estos deseos y objetivos de forma concreta y aterrizada, es decir, que sean realistas con nosotros·as, nuestro momento actual y nuestros ritmos.
5 preguntas clave para definir tus objetivos
1 ¿Desde dónde me lo propongo?
2 ¿Para qué quiero alcanzarlo?
3 ¿Qué espero que ocurra o conseguir con él?
4 ¿A qué necesidad o deseo satisface o da respuesta?
5 ¿Tiene relación con mis valores y lo que me gusta? ¿o con presiones o modelos externos?
Quizás con estas preguntas te des cuenta de que el propósito de apuntarte al gimnasio responde al mandato social de que no estás suficientemente delgado·a; o el objetivo de ir a diario es por una exigencia interna y perfeccionista.
Quizás, confirmes que empezar ese nuevo hobby responde a un deseo de tener más tiempo para ti, desconectar y fomentar la curiosidad…
Conclusión
Todos·as podemos ilusionarnos con el cambio de año y llegar a plantearnos demasiados objetivos y acabar a 15 de enero metiéndolos al fondo del cajón, sin cumplir ninguno. Porque muchas veces nos planteamos las cosas desde «o todo o nada» y sólo nos termina generando frustración y culpa.
Me gustaría recordarte que no es necesario hacerlo todo a la vez y «de golpe». Puedes ir dando pasitos hacia el nuevo objetivo, de forma que vayas sientiendo confianza y disfrutando del camino.
Y que si en este momento no puedes proponerte un nuevo objetivo, también está bien.
Tienes tiempo para ir descubriendo hacia dónde ir.
Ya estés en un punto u otro del camino, desde Lume Psicología podemos ayudarte. Te invitamos a contar con un espacio y acompañamiento en el que cuestionar estos «todo o nada»; a entender y manejar la frustración, la culpa y/o el malestar; a ayudarte a ir más despacio; o a descubrir qué pasos quieres dar.
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