El postparto es un momento lleno de cambios a nivel físico y psicológico, por lo que es totalmente normal sentir variaciones en nuestro estado de ánimo y que puedan aparecer de forma más intensa.
Sin embargo, a veces esta tristeza puede ser más intensa, prolongada y acompañarse de otros síntomas que sí sean necesarios atender.
¿Cómo saber entonces cuándo debo pedir ayuda? ¡A continuación te lo explicamos!
“Baby blues” o tristeza postparto
Se llama “baby blues” al sentimiento de tristeza que puede aparecer en las dos primeras semanas tras dar a luz. Además de la tristeza también se caracteriza por la aparición de llanto, ansiedad e irritabilidad, Es una reacción natural y transitoria debido a los cambios hormonales, psicológicos y sociales que la mujer experimenta en los días posteriores a dar a luz.
Lo normal es que desaparezca espontáneamente con el paso de los días sin necesidad de atención médica ni psicológica. La mayoría de estudios señalan que el “baby blues” está presente entre el 50 y el 80 % de mujeres en el postparto.
Depresión postparto
Si el sentimiento de tristeza y el llanto se alargan en el tiempo y empiezan a interferir en tu día a día es momento de pararse y consultar con un profesional.
Otros síntomas que caracterizan la depresión postparto son el llanto, el estado de ánimo bajo, la labilidad emocional, la ansiedad, el sentimiento de angustia, la irritabilidad, sentir baja energía, problemas de concentración y alteraciones del apetito y del sueño.
Si en algún momento has pasado por un episodio depresivo, podrás ver que la sintomatología es muy parecida. Sin embargo, hay dos aspectos clave propios del contexto de la maternidad que influyen en esta sintomatología y que la diferencian de la depresión mayor propia de cualquier otro periodo de la vida: la espiral negativa y el sentimiento de pérdida generalizada.
Por un lado, se habla de espiral negativa para describir el estado emocional y cognitivo en el que los sentimientos altos de ansiedad y agobio se retroalimentan con pensamientos obsesivos sobre el bebé y la maternidad. Dicha ansiedad y agobio pueden generar incluso pánico, llegando a paralización. Son comunes pensamientos recurrentes relacionados con preocupación por el bebé, miedos por la salud y bienestar de éste o sentimientos de culpa por estar fallando como madre. Además, dentro de la espiral negativa también se identifica una sensación alta de aislamiento o soledad, a pesar de estar rodeadas de gente, alimentada también por el sentimiento de incomprensión de lo que está viviendo. La consecuencia de esto suele ser que la mujer se silencia, de forma que no comparte su estado emocional por miedo a sentirse rechazada o incomprendida.
Por otro lado, el sentimiento de pérdida generalizada hace referencia a todas las pérdidas que en nuestra sociedad la maternidad genera en muchas mujeres: pérdida de identidad, de relaciones, de voz (silenciamiento) y de autonomía que llevan a un sentimiento de pérdida de control relacionándose así con la espiral negativa anteriormente descrita.
En ocasiones, pasar por esta sintomatología depresiva puede llevar también a tener pensamientos sobre hacerse daño o quitarse la vida.
Recomendaciones y recordatorios importantes
Por tanto, estar triste y tener depresión no es lo mismo. Sentir tristeza en esta etapa es una reacción normal y no quiere decir que algo malo esté pasando en ti. Tampoco es incompatible con alegrarse al mismo tiempo por la llegada del bebé. Por lo que el primer paso es poder permitirte y abrazar cualquier emoción o sentimiento que aparezca, validarlo y tratarte con cariño y amabilidad.
Por supuesto que la maternidad conlleva cambios, retos, pérdidas y adaptaciones pero no podemos normalizar sentirnos sobrepasadas, abrumadas y sin apoyos de forma constante. Otras formas de vivir la maternidad son posibles.
Por ello, si te sientes identificada con estos pensamientos, sentimientos y emociones, por favor, pide ayuda y consúltalo con un profesional.
Además, recuerda que mereces contar con una red de apoyo en la que poder sostenerte. En la que poder pedir tanto ayuda práctica con el bebé y en las tareas del día a día como en la parte emocional. A veces al llegar a la maternidad no disponemos de una red sólida en la que confiemos. Tranquila, existen espacios y formas de generar una nueva red. Por ejemplo, en Lume Psicología ofrecemos grupos de acompañamiento en el postparto donde otras mujeres como tú se acompañan y encuentran el espacio donde poder expresarse sin miedos ni juicios.
Tener espacios donde poder conectar contigo misma más allá de la maternidad también puede marcar una diferencia importante. Ya sea para tomar un café o infusión, dar un paseo, hacer una actividad deportiva o tener un ratito para leer o conversar con amigas.
Identificar profesionales para ti de referencia en los que poder apoyarte ante dudas o momentos difíciles: médico, matrona, asesora de lactancia, psicóloga…
Por último, si eres una persona cercana a una madre que esté en el postparto, tranquilo·a, como ves no es alarmante que sienta tristeza o esté más irascible. Te animo a acompañarla, tranquilizarla y preguntarla qué necesita. Antes de dar una ayuda que tú creas importante, pregúntala, quizás lo que realmente necesite se aleje de lo que crees.
Si sientes que necesitas asesoramiento, ayuda psicológica o te interesa formar parte de los grupos de postparto no dudes en contactarnos, en Lume Psicología, centro especializado en Madrid, contamos con profesionales y espacios para acompañarte durante tu maternidad.